En la Ciudad de Buenos Aires, se esconden muchos árboles frutales, y se organizan caminatas para conocerlos.
En primavera, la mayoría suelen dar sus frutos, pero están en algunos puntos de la ciudad, que no todos saben. Se pueden encontrar árboles y arbustos de moras, paltas, ciruelas, higos, naranjas.
Además existen decenas de árboles de uvas, quinotos, nísperos, caquis, duraznos, damascos, higos, papayas, guayabas, mangos, nueces (pecan y común), pomelos, naranjas (dulces y amargas), limones y hasta aceitunas. Todo esto está al alcance de la mano, gratis y disponible para ser recorrida en un paseo que se hace a pie o en bicicleta.
Ludmila Medina, técnica en Producción Vegetal Orgánica, egresada de la Facultad de Agronomía (UBA), en diálogo con La Nación, señaló que “El Gobierno porteño no planta frutales así que los que hay los pusieron los frentistas. Pero todos son de hace muchos años ya que desde hace tiempo tampoco está permitido que los planten los vecinos. Y algunos dan cantidades industriales de frutos”.
“Mi abuelo que vive en el barrio de Monte Castro, tiene un árbol de mandarinas en la calle. Me di cuenta de que siempre lo había mirado, pero hasta entonces no lo había visto” recuerda Medina.
Y agrega “Me acerqué a la planta y agarré una mandarina. Desde adentro de la vivienda escuché un ¡Chist! La dueña de casa me dijo que no me llevara nada, que podía romper la planta. Pero me puse a charlar con ella y acordamos que si le daba una parte de los frutos me permitiría cosechar para mí el resto. Como las mandarinas estaban muy altas me prestó una escalera”.
A partir de esta situación, decidió llevar adelante el proyecto que llamó “La Ciudad nos regala sabores”.
“Pensé que podía armar un listado y compartirlo en una página de Facebook para que otras personas también pudieran aprovechar los frutos de ese y otros árboles que iba detectando. Cuando lo publiqué se empezó a sumar gente que sabía la ubicación de más frutales”, cuenta Ludmila.
En este sentido, y a partir de este proyecto, Ludmila organiza estas caminatas que que duran entre dos y tres horas.
Cada caminata está formada por grupos de entre 30 y 50 personas que pueden pasear a pie o en bicicleta. Se recorren en cada barrio unas 20 cuadras, pero se va parando para interactuar con los frentistas que tienen frutales en sus veredas.
“Previamente hago el circuito para ir avisando a los vecinos, pidiéndoles permiso para cosechar (casi siempre acceden) e invitándolos a sumarse al paseo”, explica Medina.
Para conocer próximas fechas, hay que consultar en Facebook o en Instagram la cuenta @laciudadnosregalasabores.
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